30 de abril de 2008

Escapadas Económicas: El Monasterio de La Rábida y El Muelle de las Carabelas

El monasterio está situado sobre una pequeña colina en la desembocadura del río Tinto, conocida desde antiguo como Peña de Saturno. Se sabe que hubo en tiempos de los fenicios un altar dedicado a su dios Baal (Hércules), y que más tarde los romanos eligieron este mismo lugar para venerar a su diosa Proserpina. Los árabes levantaron aquí un pequeño monasterio con monjes-caballeros como los de las órdenes cristianas. Este tipo de monasterio musulmán solía estar en la costa fronteriza y tomaba el nombre de rábida o rápita, de donde le viene la denominación. En el S. XIII, se transforma en una fortaleza-santuario de la Orden del Temple, y posteriormente, se convirtió en una ermita adscrita a la orden franciscana.
La tradición cuenta que el propio san Francisco de Asís llegó a este lugar en compañía de 12 discípulos para fundar un pequeño y humilde monasterio franciscano. Dado el enclave que ocupaba, el lugar fue desde el principio un refugio o fortaleza para defenderse de los ataques frecuentes de los piratas que merodeaban la costa.
El monasterio de La Rábida fue siempre un gran foco de religiosidad popular y de peregrinación mariana, al que acudían puntuales y devotos todos los pueblos ribereños de la comarca.
La Rábida cobró gran importancia en la historia a partir de la llegada de Cristóbal Colón que encontró refugio y atención entre los frailes del monasterio.
En 1.856 es declarada Monumento Nacional, en atención a los recuerdos históricos que atesora. En 1.892 se procede a la restauración del monumento con el fin de celebrar en él el IV Centenario del Descubrimiento de América en octubre.

MUELLE DE LAS CARABELAS:
El Muelle de las Carabelas rescata los aspectos más sobresalientes de la tecnología que impulsó la expedición náutica del Descubrimiento de América.

Las Naves del Descubrimiento, construidas por la Sociedad Estatal Quinto Centenario, son el punto de gravedad de este enclave, la vanguardia de la tecnología naval de fines del cuatrocientos.

Si el monasterio franciscano retiene los mismos muros que vio el Almirante, debatiendo con frailes sabios y pilotos palermos, si representa la gestación del proyecto, sus estrategias y alternativas; el Muelle de las Carabelas nos trae a la acción, a la posibilidad del gran viaje, a los días de penurias y salves, que duraron desde un 3 de Agosto a un 12 de Octubre.

Desde la Antigüedad los pueblos mediterráneos y del norte del Atlántico habían desarrollado considerablemente los medios de navegación fluvial, costera y en el mar interior.
Cuando Cristóbal Colón, en 1492, decide afrontar el gran océano viajando en busca de una ruta marítima hacia las Indias procura un tipo de nave a la vez fuerte para soportar las perturbaciones de alta mar, ágil para recorrer grandes distancias y de poco calado, que le permitiera entrar a puertos y barras de profundidades desconocidas. Aprovechando sus conocimientos en materia de navegación, y las disponibilidades prácticas, Colón elige para su primer viaje una nao o galeón, la Santa María, que se destinaba a la carga y había sido construida en Galicia, de alrededor de 100 toneladas de capacidad, tres mástiles, un solo castillo y puente de mando en la popa. Esta nao, que Colón en su Diario consideraba «muy pesada y no apta para el oficio de descubrir», hoy la encontramos casi de las mismas medidas que los barcos pesqueros. Las carabelas la Niña y la Pinta eran mucho menores.

En las tres naves del descubrimiento viajaban algo más de 90 hombres, 40 en la capitana o almiranta Santa María, y los otros 50 en las dos carabelas.

DESCRIPCIÓN DE LOS ESPACIOS:
Si vamos al muelle de las Carabelas podemos encontrarnos no sólo con la reconstrucción de estas tres naves sino también con un vestíbulo en el que el visitante puede darse una vuelta por la provincia, una proyección que recrea el Viaje Descubridor, una exposición del S. XV que nos muestra instrumentos de navegación, trajes, grabados de este siglo y un muelle con tenderetes, carros, bodegones, desde el cual se puede pasear y contemplar todo el conjunto.

Monasterio
Horario: 10:00 a 13:00 y 16:00 a 18:45.
Domingos y festivos: 10:45 a 13:00.
Verano: 10:00 a 13:00 y 16:00 a 19:00.
Agosto: 10:00 a 13:00 y 16:45 a 20:00.
Lunes cerrados
Dirección: Pje. de la Rábida, s/n 21810
Teléfono: 959 350 411

Muelle de las Carabelas
Precio: 3,00 euros
Horario: 10:00 a 14:00 y 17:00 a 21:00
Sáb., Dom. y Festivos: 11:00 a 20:00.
Lunes cerrado
Dirección: Rábida, s/n 21810
Teléfono: 959 530 597
Fax:959 530 565

Para más información: http://www.turismohuelva.org/index.php?pagina=visitasculturales/museos

Para ver más fotos tenéis en la sección Álbum de Fotos uno correspondiente a La Rábida

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que merece la pena ir. No se puede imaginar. Las carabelas son geniales. Se pasa un rato muy divertido. El monasterio está muy bien. Lo recomiendo a todo el mundo sobre todo si van con niños, seguro que se lo pasan muy bien

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