20 de mayo de 2008

El Alto Gállego, Huesca

El Alto Gállego hunde sus raíces en las primeras culturas, observable en sus dólmenes. El arte mozárabe tiene su propio lenguaje en las iglesias de Serrablo.

El parque de “Lacuniacha” (Piedrafita de Jaca) descubre una nueva forma de contemplar animales en semilibertad a la vez que pasear por un fantástico bosque bajo la mirada de Peña telera y “Pirenarium” (presenta los espacios naturales y edificios más emblemáticos del Pirineo Aragonés a través de maquetas en miniatura). El museo “Ángel Orensanz y Artes Populares de Serrablo” recoge el testimonio etnológico mediante los utensilios comunes y en Larrés, el “Museo del Dibujo” ocupa el antiguo castillo.

El deporte blanco tiene tres referencias básicas: Panticosa y Formigal en esquí alpino y el Balneario de Panticosa en esquí nórdico. Además el Valle de Tena ofrece muchos lugares para realizar paseos con raquetas de nieve, esquí travesía, trineos tirados por perros nórdicos o motos de nieve. Este territorio es idóneo para la travesía de alta montaña. Cuando el monte se vuelve más amable surge el senderismo, la BBT y las rutas ecuestres.

El Alto Gállego cuenta con ibones de aguas transparentes sobre los que se reflejan picos con más de 3.000 m de altura, bosques de pinos, hayas y robles, valles y praderas, hongos, setas y flores silvestres que pintan el paisaje en primavera, las cascadas de agua en Orós y Sallent.

Tradición y vanguardia se dan cita en el Alto Gállego. Las más ancestrales costumbres perduran en el tiempo. La romería de Santa Orosia, el Festival Pirineos Sur en verano, congregan numerosos visitantes. Exposiciones, talleres y ciclos complementan este certamen ecléctico y colorista que se celebra cada verano en el pueblo de Lanuza.

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